Hace meses cuando me ofrecieron la oportunidad de escribir en este blog, decidí que el tema a tratar iba a ser el cambio climático. Y escogí estas fechas para organizar mi trabajo. No podía imaginar que en estos días íbamos a estar confinados en casa por una pandemia. Esta situación ha hecho que me decida a cambiar el tema. Sí que escribiré sobre el clima, pero no sobre clima ambiental, sino sobre el clima social. Durante estos días hemos pensado y hemos oído que cuando toda esta situación vaya resolviéndose hay que hacer cambios. Cambios en nuestras vidas, cambios en nuestra forma de relacionarnos, cambios en forma de ver la naturaleza.

Cuando las personas vivimos situaciones difíciles, siempre decimos que hubo un antes y que habrá un después. Y esta experiencia no es ajena a esta forma de pensar. Somos muchos los que creemos que la sociedad tiene que replantearse la forma en la que evoluciona, porque si no es así, es posible que se repitan nuevos episodios como los que estamos viviendo. ¿Cuáles son esos cambios? Desde mi modesto punto de vista los cambios deberían ser:

  1. Cambio de la visión del lugar que la humanidad tiene en el mundo: la naturaleza ha sufrido una gran cantidad de modificaciones en muy poco tiempo. Y esos cambios se han llevado a cabo pensando solo en lo inmediato, sin tener en cuenta a las generaciones venideras. El mundo no nos pertenece, formamos parte de él. Por lo tanto, tenemos la obligación de usar sus recursos de forma que las generaciones posteriores también puedan seguir haciéndolo.
  2. Cambio en la forma de ver a los demás. Muchas veces hemos pensado que cierto trabajo o cierta función no tiene gran importancia para nuestras vidas. Que las personas que desempeñan ciertas labores no son importantes, o que ese trabajo no es digno para mi ni para los míos. Si reflexionamos con serenidad y con sinceridad hay que reconocer que todos, sin excepción, tenemos una función en la sociedad. Y que, si no cumplimos con ella, se producen graves desajustes sociales. Todos los trabajos son dignos y necesarios y todos tienen que ser reconocidos con justicia.
  3. Cambio en la forma de relacionarnos. Con seguridad hemos sido testigos, y por desgracia hemos participado en situaciones en las que quien grita o quien más fuerza tiene se impone sobre otras personas. Los problemas no se solucionan ni se gestionan con la fuerza. Los problemas se gestionan y se resuelven dialogando. Y si nos cansamos de dialogar, porque no es sencillo, nos sentamos y volvemos a dialogar.

He comprimido todos mis pensamientos en tres grandes áreas porque ir desmenuzando una a una sería demasiado prolijo y no creo que sea tema para un solo artículo en este blog. Muchas veces, cuando hemos tratado en clase, en una tutoría o en un debate la necesidad de hacer cambios, se oscurece el pensamiento cuando alguien lanza esta idea: nosotros no podemos hacer los cambios, son los políticos, los financieros, los… Siempre son los otros los que tienen que hacer los cambios.

Sin embargo, creo que no es así. En ecología hablamos de “cambios glocales”. ¿Qué significa este término? Esta palabra es la suma de dos: global y local. Si queremos cambios globales, cambios en la forma de concebir el mundo, tenemos que cambiar cada uno de nosotros. Podemos cambiar nuestro entorno inmediato. Y muchos microcambios, hacen un cambio más y más grande. 

Al final he escrito sobre medioambiente. Sí, porque el medioambiente es ese entorno en el que vivimos y desarrollamos nuestra vida. Si queremos cambios y creemos en ellos, somos nosotros los que debemos cambiar. No es fácil, llevamos muchos años de “inercia”. Pero se puede hacer: aún estamos a tiempo. Consideremos que estos días son una nueva oportunidad.

Miguel A. Ibáñez

Profesor de Ciencias ESO

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