Es una frase que se escucha en el aula de vez en cuando, normalmente en días de aparente poca actividad y generalmente en boca de algún alumno que, ese día, no tiene demasiadas ganas de trabajar. La negativa, en ese contexto, suele ser inmediata, más por la inconveniencia de la petición que por la negación a hacer ese tipo de actividades en clase.
Todo lo contrario, creo que el potencial del cine (y del audiovisual) en el aula es ilimitado, siempre que se trabaje el material de manera adecuada.
No se me ocurre ninguna asignatura en la que no se puedan trabajar aspectos a través del cine, y hay algunas que obviamente se prestan especialmente a ello, como puede ser el caso de las Ciencias Sociales -para trabajar acontecimientos históricos- o de la Lengua Castellana y Literatura -a la hora de abordar géneros literarios, tipos de narración, elementos de la misma-, por no hablar de la cantidad de valores que se pueden trabajar a través de la modelización que supone el cine. Tampoco puedo pensar en ningún nivel en el que no se pueda utilizar una película para trabajar cierta materia.
Además, a la hora de utilizar el audiovisual en clase, lo hay de todo tipo (documental, ficción), género (comedia, drama, acción) y duración (serie, largometraje, cortometraje, micrometraje…), así que las posibilidades son muy variadas. Eso sí, la utilidad de la herramienta aumentará, cómo ya se ha dicho, si se utiliza en las condiciones adecuadas.
¿Y cuáles son esas condiciones?
La primera tiene que ver con el contexto físico. Proporcionar a los y las alumnas un ambiente lo más cinematográfico posible va a contribuir a mejorar su concentración y su atención en la película propuesta. Sacarles del contexto del aula sería lo ideal, pero no siempre es fácil, así que al menos cuidar esas condiciones sería deseable: máxima oscuridad posible, máxima calidad de imagen y sonido, menor ruido externo, pocas o ninguna pausas o interrupciones.
En segundo lugar, la proyección de la película no debe ser un hecho aislado, sino que debe ir acompañado de una serie de actividades complementarias; mejor dicho, la proyección del audiovisual o del fragmento audiovisual debe ser en sí una actividad perfectamente planificada. Estas actividades deben dividirse en previas al visionado y posteriores al mismo.
Las actividades previas al visionado cumplirán al menos cuatro objetivos: activar conocimientos previos, evaluar el nivel de los alumnos con respecto al tema que se quiere tratar, enfocar la atención del alumno de cara a que se fije en los temas que queremos tratar y generar interés en el alumno. Estas actividades pueden ser de diversos tipos: preguntas, supuestos, resolución de problemas… Incluso existen dinámicas que nos pueden acompañar durante toda la actividad (previas y posteriores al visionado), como puede ser un KWL.
Por su parte, las actividades posteriores al visionado deberán evaluar la comprensión del alumno del tema tratado y generar una reflexión profunda con respecto al mismo. En este sentido, un debate, bien planificado y moderado por el docente, en el que los alumnos sean capaces de expresar sus ideas, sus sensaciones, intercambiar opiniones o resumir lo visto en la película puede ser una de las herramientas más eficaces. Esta actividad puede servir para reflexionar de manera común antes de realizar una reflexión individual, y algunos alumnos pueden acabar de comprender, con ayuda de sus compañeros, algunos conceptos que puede que nos les hayan quedado claros. Esto sin excluir otro tipo de actividades posteriores (preguntas, finales alternativos, dinámicas como KWL, CSI), fundamentales para que todos los alumnos verbalicen esa reflexión realizada.
Todo esto ayudará, por una parte, a trabajar los contenidos que queremos en nuestra materia y, adicionalmente, puede ayudar a entrenar el cerebro del alumno como espectador cinematográfico, pudiendo aprender a ver y juzgar contenido audiovisual de una manera más crítica.
De esta manera, podremos convertir lo que a priori puede parecer una pérdida de tiempo en un aprendizaje efectivo y significativo. Así que, sin temor de perder el tiempo, poned una peli, profes
Adrián Cuesta
Profesor de Geografía e Historia